El Covid-19 es «una prueba de estrés a la cultura de empresa» que plantea un nuevo contexto y nos mostrará aquellas que han sabido realizar la verdadera transformación digital.
Si todavía había empresas que se planteaban esa transformación como una opción, algo en lo que pensar mañana, hoy ya se presenta como una realidad, una necesidad estratégica para poder seguir adelante. Sobrevivir en el nuevo entorno del siglo XXI en el que nos encontraremos tras superar esta pandemia, pondrá a prueba tanto la cultura empresarial, como los productos y servicios así como a las personas que conforman las empresas y la sociedad, en general.
Aunque se ha dicho en múltiples ocasiones, todavía encontramos empresas que no incorporan una cultura que acerque a las personas a ese cambio de mentalidad, pues la verdadera transformación digital se inicia a través de las personas, dentro de las empresas, y no al revés. Es ahí donde se encuentra el valor real de las empresas, pues sin ellas, no existirían ni aportarían valor a la sociedad. La responsabilidad, el compromiso individual, el trabajo en equipo, la orientación a resultados, el liderazgo… se ponen en relieve ante las circunstancias que nos rodean de tener que teletrabajar, mantener las distanciasevitando el contacto humano, el confinamiento, etc.
Es en este entorno incierto que plantea la alerta sanitaria del COVID-19, cuando más se está poniendo en valor lo que realmente aportan las personas, mediante el #teletrabajo, con su responsabilidad, solidaridad, capacidad de compartir, liderar o integrar equipos a distancia.
La burocracia empresarial que conocíamos hasta ahora en muchas empresas, se verá mermada (y superada) gracias a la capacidad de crear nuevos negocios, de gestionar y alcanzar los nuevos retos que está planteando esta situación a las personas.
Existen empresas que ya diversificaban sus áreas de negocio y destinaban parte de su producción a la venta online, es decir, al negocio digital. Ahora es cuando esa parte del negocio posiblemente adquiera más relevancia, en lugar de funcionar como un complemento.
Aún y así, sólo aquellos que tengan equipos o líderes preparados para aceptar (y adaptarse) el cambio, que les permita hacer un giro de 360º y volcarse en la tecnología, tendrán la oportunidad de sobrevivir en un entorno que se prevé aún más competitivo, si cabe.
Las empresas del siglo XXI serán aquellas que consigan mantenerse y, por qué no, crecer a pesar de las adversidades a los que nos está enfrentando la crisis del coronavirus. Nada volverá a ser como antes, ni la economía ni las empresas ni las personas. Lo que sí podemos conseguir es aprender algo de ello y convertirnos en mejores personas y hacer crecer a mejores empresas.
Jordi Humet